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Jesús hace lo imposible

A Anne de Brouwer, una joven holandesa, le diagnosticaron esclerosis múltiple desde 2017 después de haber pasado gran parte de su adolescencia aislada limitada por un Síndrome de Fatiga Crónica.

Los médicos le habían dado un diagnóstico desfavorecedor, al decirle que no había ni tratamiento ni cura para sus padecimientos.

Sumida en la desesperanza porque en algunos días no tenía fuerza ni de levantar los cubiertos, buscó a Dios con todo su corazón.

“Mi enfermedad me acercó a Dios más que nunca. No tenía a nadie más y realmente lo busqué con todo lo que tenía en mí”

Descubrió mediante la fe que Jesús no quería que estuviera enferma y encontró el consuelo que tanto necesitaba adorando sola en su habitación.

En ese tiempo, Anne tuvo un sueño profético en el cual se veía en un desierto y, de repente, estaba en un oasis en el cual era bautizada y salía totalmente renovada del mismo, lo que la llevó a aceptar a Cristo y bautizarse.

“Mi dolor de cabeza desapareció. Durante el culto del bautismo, sentía como si alguien estuviera derramando una botella de energía en mí. Mi energía seguía creciendo y creciendo”

En los días posteriores, Anne hizo cosas que antes eran imposibles, como correr por el parque sin dolores o caídas. Además de la sanidad física, también experimentó una restauración emocional entendiendo que Dios sana la mente y el corazón.

“Él puede hacer lo imposible y nunca sabes cuándo puede suceder”

Este testimonio nos recuerda que incluso, en medio de la enfermedad, la esperanza en Cristo cambia el destino y trae sanidad en donde la medicina no ha encontrado respuestas, recuerda que Jesús sigue haciendo lo imposible para quienes confían en Él.

Cristina García.

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